Monday, November 15, 2010

Búhos, terremotos y GSN

El cerebro de un búho es capaz de realizar una serie de complejos y rapidísimos cálculos que, partiendo del sonido emitido por un ratón, determinar su posición sin ayuda de la vista. Lo hace procesando las diferencias entre las señales sonoras que le llegan a un oído y a otro. Especialmente cuál llego antes y cual llegó después. También calcula, gracias a las variaciones de intensidad, si el ratón se está alejando, acercando o quieto. Y, balanceando la cabeza, cambia de ángulo varias ocasiones para verificar que ha interpretado bien la señal recibida.
 
¿Te extraña? Tú también eres capaz de hacerlo. Para comprobarlos sólo tienes que girar la cabeza mientras escuchas algo. Notarás que sabes de dónde viene. Tu cerebro hace lo mismo que el del búho. Pruébalo si no lo crees. ¡Hombre! El suyo es mejor, lo logra con precisión milimétrica (le va la comida en ello).

Y la sismología es aún mejor.

Las ondas sísmicas se comportan como el sonido, sólo que usan la piedra, y no el aire, para viajar. Hacen vibrar todo el planeta igual que el ratón royendo un fruto seco hace vibrar todo el aire. Y, por supuesto, se puede medir qué camino siguieron las ondas símicas hasta llegar al sismógrafo de una estación de observación. Y a qué velocidad. Y con más o menos intensidad, en función de la distancia al seísmo. Igual que un ratón lejano se oye menos.



En realidad, no a una estación, sino a muchas de ellas. Existe una red distribuida por todo el planeta, llamada GSN.


Y gracias a las diferencias de velocidad que se detectan entre sus llegadas a una o a otra estación, podemos saber cómo es el interior terrestre, qué materiales tiene y a qué profundidades.


Bueno, en realidad no es así. En realidad lo que podemos saber es cómo no es. Qué materiales son incompatibles con esas velocidades. Y descartando unos, y descartando otros, nos podemos ir haciendo un panorama del interior de la Tierra. Para lo que se necesita no un terremoto, sino muchos de ellos.


El interior de la Tierra es un lugar en el que no hemos estado. Y probablemente nunca iremos. Pero mezclando muchas informaciones de muchas fuentes (datos sísmicos principalmente, pero también de temperatura, magnetismo, densidad, flujo de calor, estudio de meteoritos, características orbitales y planetarias, rocas procedentes del interior, gases emitidos por volcanes…), juntando todo eso, te decía, vamos averiguando cada día más de cómo no es la Tierra.


Lo cual nos aproxima mucho más a cómo sí podría ser.

Original: Blog de José Luis Castillo


 

No comments: